“Un espacio donde la velocidad de los estímulos recibidos supera la reacción intelectual y la emoción llega primero. El espectador se entrega, sabiendo que forma parte de un hecho artístico, una realidad paralela, etérea, bella, delirante y absolutamente más verdadera que la cotidiana, sabiendo que está siendo conducido a estrellarse contra su propia sensibilidad. Una sensibilidad colectiva, universal, sin traducción, ni anestesia”